martes, 3 de marzo de 2009

La hazaña del Chivo.

Era un día soleado, el primera día caluroso del año, yo como no estaba acostumbrado al calor por el recién pasado tiempo de frío, estaba bien arropado (Una tanga roja con manchitas negras, siguiendo la moda emo ( ajá, sobre todo porque los amo)), pero comencé a sentir la ráfaga de viento caliente, era como sentir las mismas llamas del infierno, el aliento de un dragón furioso, un pedo en un cuarto completamente cerrado… Bueno, el caso es que decidí cambiarme, fui a mi ropero y busqué y busqué por horas entre las pieles de los animales más extraños que yo mismo les arranqué con mis propias manos estando ellos vivos aún, era mi prueba de hombría, mi única forma de defender mi masculinidad según mi familia, mi religión y mis creencias de todos tipos, entonces, en el fondo, hasta lo más profundo del ropero, encontré la pieza que tanto quería, tenía un brillo celestial, como si los mismos ángeles conocieran su santidad, su pureza, su gloria. Y así fue, me puse mi tanga con trompa de elefante hecha de algodón y con una trompa de licra para evitar sarpullidos y con un color rojo, el color de la pasión (dijera un piropo, pero algunos lo consideran muy profundo, va algo así como; Si el rojo es el color de la pasión, báñame con tu…sigamos con el tema principal…).












Entonces, celebrando la ocasión tan importante que era el usar mi tanga de leopardo roja, que nunca me había puesto porque la compré en la barata de invierno decidí ponerme a ver la tele en la sala frente a toda mi familia, yo estaba en una pose común algo así cómo…














Algo así,(pero yo sí soy sensual). Mientras todos veían mi enormes atributos, en eso que llegan unos amigos míos, y la plática fue muy interesante:
- Hey tú, puto!, qué haces pendejo?! – me dijo uno de mis compas.
- Nada verga, nomás acá valiendo madre – le contesté
- Y qué pedo con esa pinche tanga de puto? – me dijo burlándose
- Pendejo, es aerodinámica y además muestro mis enormes atributos, y si nos estamos cayendo por un barranco, ya tenemos cuerda para salir fácil, así no perdemos tanto tiempo. – dije yo mostrando mi grandeza de mente, y mi enorme superioridad en cuestiones de peligro.
- Es verdad! – contestó el otro wey con un gesto en su cara algo así…
(Bueno, no tan jodido, lo sé, exageré, pero ustedes entenderán).
Y luego de nuestra plática tan científica decidimos ir a comer algo, pero como ya estábamos hartos de los frijoles, fuimos al rancho del tío Rodomino, es un buen tipo, pero perdió el ojo izquierdo, el brazo derecho, el pie izquierdo, el dedo meñique de la mano izquierda, y el poro derecho de la nariz, lo bueno del tío Rodomino es que está muy agradecido con la vida, siempre que lo visitamos nos saluda con un tierno; Josuputa madre!, ya llegaron!, van a estar mucho tiempo aquí? Porque estoy muy ocupado y no los puedo tener mucho tiempo aquí.
Y nosotros como entendemos que él está muy ocupado le decimos; No te preocupes, nosotros nos hacemos lo que ocupemos, pero pásame la sal que tienes a mano derecha.
Por alguna extraña razón, se enoja cuando le digo eso, realmente, no sé porqué sea…

Bueno, cuando llegamos esa vez, le pedimos algo de comer, porque ya estábamos hartos de los frijoles y mi tío nos dijo que podíamos matar a un chivo de los que tenía en su patio, pero mis amigos y yo nunca habíamos hecho eso, nunca se nos hubiera ocurrido matar un pobre chivo, es algo muy frío… pero qué más da!, el hambre es canija y ya no queríamos frijoles definitivamente.
Entonces salimos, el viento comenzó a rugir como los lobos hambrientos suelen hacerlo por las noches de luna llena mientras los zombis bailan al ritmo de Thriller de Michael Jackson (es tan famoso que hasta tiene una película).






























...


Levanté mi cabeza poco a poco mientras tomaba la punta del sombrero blanco que traía puesto, mi mirada quedó fija en cuestión de segundos, apoyé mi mano derecha en el cinto piteado y lo vi, era él, mi único objetivo, el chivo… mi próximo alimento. Su mirada me intimidó, era fría y parecía que ya sabía lo que el destino le iba a deparar, agachó su cabeza lentamente, tomó un poco de pasto del piso, y levantó su cabeza, luego volteó a verme fijamente mientras masticaba el pasto con toda calma; mandíbula arriba, mandíbula abajo, mandíbula arriba…
Yo sabía que la hora había llegado, alguien tenía que morir ahí mismo, y sabía que no era yo… entonces tomé el machete matón asesino de cholos, cabras, caballos, chivos, becerros, cochis, vacas, chanates, etc. Y me acerqué lentamente a él, agitaba mi machete rompiendo el leve viento con el agitar tan desmesurado por los nervios, sentía la sangre corriendo por mis venas y la adrenalina me comenzaba a invadir, unos segundos más, sería propiedad de la demencia pensaba una y otra vez, pero era un riesgo que debía tomar. Caminé más lento ahora, pensando un poco más las cosas, respiraba quebradamente, y el chivo agitaba su cola siguiendo un mismo ritmo, por momentos paraba y soltaba un llanto anunciando su muerte, pidiendo piedad, pero no pude controlarme ni tras escuchar tales réplicas de miedo, así que tomé el machete con todas mis fuerzas lo volteé a ver y me decidí, entonces levanté mi brazo lo más rápido posible para no perder el valor…





Zas! Que se escucha un grito de atrás ; Ay! Hijo de tu pinche madre, me cortaste el otro brazo cabrón!, no te quiero ver! Chinga tu madre de aquí ¡!!

Y así fue como mi tío Rodomino perdió su otro brazo, y como nos vetó de por vida de su rancho, aunque creo que después de eso comenzó a ser más feliz, desde ese día ya no suele hacer ninguna mala seña con los dedos, ni ha golpeado a nadie, y cosas así me hacen ver que no todo lo que se considera malo, no lo es, si todos tomamos una mentalidad como la de mi tío todo podría ser felicidad, si sólo todos pudiéramos ver el lado bueno de cada cosa que pasa a nuestro alrededor.


Jon Newsted.

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