viernes, 28 de noviembre de 2008

Día de fiesta.

Hoy fue un día bueno, oh sí. Estaba en la escuela sentado en mi butaca viendo a las nenas de mi salón, pero nomás porque las estaba cuidando de que no les pasara nada malo, es que en estos tiempos uno no está seguro ni en su salón, bueno, entonces unos amigos estaban platicando, la maestra salió del salón y quedamos solos, hombres y mujeres del salón, rápidamente la incógnita llegó a nuestras mentes - ¿Qué podemos hacer ahora que no está la maestra? -, al instante no pasó nada, así que me puse a platicar con un amigo y otros pusieron música tecno, y cuando menos me lo esperaba, mi amigo dio un brinco, fue corriendo con una amiga y le empezó a hacer un privado, la euforia corrió por el grupo, hombres y mujeres comenzaron a gritar y a seguir el ritmo de la música, yo sólo me quedé observando la situación, vi todo detenidamente, los hombres grabando con sus celulares, las mujeres riéndose por la actuación de mi amigo, así que yo entré en acción ante tal acto tan sucio – Decidí dejar perpleja a la gente con mis técnicas de Stripper -.
Me paré de mi asiento, volteé a todos lados y seguí el ritmo de la cumbia, me acerqué a una de mis amigas (la más buenota), arranqué mi camisa mientras movía mi cuerpo sensualmente, sentía el viento recorrer mi cabello, y escuchaba el vacío, una soledad inmensa creada por mi gran habilidad. Continué por arrancar mi pantalón, quedando únicamente en boxer y en camisa interior, todos despertaron del shock que les había causado, comenzaron a aplaudir, todos me veían detenidamente esperando a mi siguiente movimiento, me veían con lujuria, me veían con deseo. Caí en la presión ante esos ojos que sentía podían penetrar mi piel y mi siguiente movimiento fue quitarme la camisa interior. Las mujeres perdieron aún más el control, aplaudían y gritaban con más fuerza, se sentía la sensualidad de mi baile por todos lados. Una vez cegado yo por los gritos de la multitud, actué inconscientemente y tomé mis boxer, volteé a ver a todos los de mi salón, y rápidamente vi a la que le estaba bailando, ella tenía el rostro lleno de lujuria, me sentí un completo pecador al ver su rostro, sentí cómo Jesús me veía desde el cielo y me condenaba a mi sufrimiento eterno en el infierno después de la muerte, veía su cara de tristeza inconsolable al ver a uno de sus hijos hacer tal pecado, pero yo no pude parar ya, estaba envuelto en el acto barbárico, era sólo una pieza de su juego de ajedrez a punto de estar en jaque, era sólo su instrumento sexual, el mismo que les daría el placer que buscaban, sólo fui manipulado, pero eso no me importó en lo más mínimo, seguí sujetando mi boxer y repentinamente… lo arranqué… en ése momento pude ver lentamente los rostros de mis compañeros otra vez, vi cómo sus ojos casi salían de su rostro, y las bocas abiertas por tremenda impresión, las hormonas se comenzaron a hacer más presentes en el lugar puesto que todos vieron mi TANGA DE LEOPARDO como esta:






Así es, nunca salgo sin ella, porque podría pasar algo inesperado como fue esta ocasión, si no hubiera traído esa tanga, el show no hubiera sido el mismo. La verdad es que es muy cómoda, y sensual, nunca puede faltar en fiestas sexuales, además tiene un modelo aerodinámico, te da más velocidad para lo que necesites (sí, ya sabes para qué…), y enseñan mucho, cuando tu novia la mire tendrá un capítulo de multiorgasmos por los materiales de ésta (la tanga también te da Sex Appeal).




Cuando todos vieron mi tanga, gritaron con más fuerza aún, pero se relajaron un poco más, todos comenzamos a bailar al ritmo de la cumbia, las chicas se turnaban para que yo les bailara, y yo les cumplía por que soy un buen compañero. Lo que comenzó como una broma, terminó siendo un masivo acto sexual, había mujeres con mujeres, hombres con hombres ( yo sólo participé con dos mujeres y nada más), pero nuestra fiesta erótica acabó cuando llegó la maestra y nos descubrió teniendo el acto carnal masivo. – Es algo natural – le dije a la maestra mientras me tapaba mi ENORME atributo, pero la maestra no podía cerrar la boca ni los ojos, estaba completamente impresionada (¿y quién no lo estaría conmigo ahí?), la maestra respiró una y otra vez hasta que volvió en sí, y lo único que pudo decir después de estar conciente nuevamente fue – ¿Por qué no me invitaron a participar con ustedes? -. Y la fiesta comenzó de nuevo.


Jon Newsted.

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